Era un parquecito muy tranquilo, los jueves había danzones y
bailes ocurrente, como buen parque antiguo, a un costado la iglesia y al otro
lado el mercado, el kiosco en el centro, donde las ferias y eventos varios hacían
que todos salieran al encuentro, colonia vieja donde todos se conocen y las
caras son tan familiares o por lo menos conocidas. Desde muy joven me acuerdo
de ese lugar.........y así pasaron las años, el tiempo inminente llego llevándose
a tantos conocidos, todo seria irreconocible e increíble si no fuera porque vi
como poco a poco todo se transformo......ahora mis pies cansados apenas
reconocen este camino que recorrí una y otra vez, algunas veces acompañado,
otras tantas solo.......
Solo quedaron las banquitas blancas de metal resistiéndose a irse o cambiar como yo, la misma blanca pintura vieja y patas de metal de toda la vida continúan para apaciguar mi cansancio.
Aquí sentado, viendo como corrió la vida ante mí, como se escaparon tantos recuerdos, no puedo evitar sentir la nostalgia de lo que tantas veces viví, desde los más tristes hasta los más felices, sensaciones únicas, miradas que me regalaron vida, risas que inundaban la plaza, abrazos que detuvieron el tiempo, platicas que el día y la noche recuerdan, lágrimas más pesadas que un mar entero, besos que mis labios no olvidaron........
Ahora ese kiosco permanece abandonado, rodeado de lazos amarillos que advierten peligro, el techo gotea y las escaleras se caen........así decidí subir, el me reconocería y no habría peligro alguno. Ahí parado, desde arriba, vi a tanta gente pasar; y de pronto me pareció como que se repetía aquel día cuando tenía 22, cuando llegue temprano para esperarte y parecía que la vida era feliz, que parecía que la vida duraría por siempre, que parecía que el momento cuando llegaste se me pinto una sonrisa que jamás volvió a aparecer.
Volví a abrir los ojos y regrese a mi presente gris, baje con gran cuidado y sin mucha prisa, solo un suspiro se escucho..........y fue la última vez que fui a ese kiosco y la última vez que suspire......
Solo quedaron las banquitas blancas de metal resistiéndose a irse o cambiar como yo, la misma blanca pintura vieja y patas de metal de toda la vida continúan para apaciguar mi cansancio.
Aquí sentado, viendo como corrió la vida ante mí, como se escaparon tantos recuerdos, no puedo evitar sentir la nostalgia de lo que tantas veces viví, desde los más tristes hasta los más felices, sensaciones únicas, miradas que me regalaron vida, risas que inundaban la plaza, abrazos que detuvieron el tiempo, platicas que el día y la noche recuerdan, lágrimas más pesadas que un mar entero, besos que mis labios no olvidaron........
Ahora ese kiosco permanece abandonado, rodeado de lazos amarillos que advierten peligro, el techo gotea y las escaleras se caen........así decidí subir, el me reconocería y no habría peligro alguno. Ahí parado, desde arriba, vi a tanta gente pasar; y de pronto me pareció como que se repetía aquel día cuando tenía 22, cuando llegue temprano para esperarte y parecía que la vida era feliz, que parecía que la vida duraría por siempre, que parecía que el momento cuando llegaste se me pinto una sonrisa que jamás volvió a aparecer.
Volví a abrir los ojos y regrese a mi presente gris, baje con gran cuidado y sin mucha prisa, solo un suspiro se escucho..........y fue la última vez que fui a ese kiosco y la última vez que suspire......
1 comentario:
uuuu q bonito...encontrar algo que trae recuerdos, una historia que aunque escrita por otro alguien, es casi lo mismo q uno vivio...
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